Cuando un bosque se degrada significa que aún existe pero ya no funciona bien. Se convierte en una versión reducida de lo que solía ser y su salud disminuye hasta que ya no puede sustentar a las personas y la vida silvestre. Por ejemplo, filtrando el aire que respiramos y el agua que bebemos, o proporcionando alimento y refugio a los animales. La degradación de los bosques, en términos de masa de tierra, es un problema aún más grave que la deforestación: aproximadamente 6.5 millones de millas cuadradas de bosques tienen un alto riesgo de degradarse en los próximos 10 años.
Hay algunos factores principales que detonan la degradación de los bosques. Uno de ellos es el cambio climático: las temperaturas más altas y los impredecibles patrones climáticos aumentan el riesgo y la gravedad de los incendios forestales, la infestación de plagas y las enfermedades. Pero la principal causa de la degradación de los bosques es la tala insostenible e ilegal. Es una industria multimillonaria basada en la creciente demanda de madera, productos de papel y combustible baratos.
Cuando no se realiza responsablemente, los madereros destruyen parte del bosque para crear caminos, extraen la mayor cantidad posible de árboles de alto valor y arrastran la madera para venderla. En un bosque degradado debido a la tala ilegal e insostenible existen claros, una telaraña de caminos, vegetación devastada y maleza, al igual que trincheras excavadas en el suelo del bosque.
La degradación de los bosques es también el preámbulo de la deforestación. Cuando una empresa maderera crea caminos en lo profundo de un bosque después le siguen otras empresas. Vendrán más madereros, pero también mineros, ganaderos y agricultores que de otra manera no habrían tenido acceso.
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